Había una vez, muy cerca del mar, una casita rodeada de rocas y, entre las rocas salían plantas muy variadas: unas parecían algas del mar y otras margaritas de la tierra.
En esta casita vivían dos hermanitos. La niña se llamaba Sirena y en niño Javote. A Sirena le gustaba mucho nadar y quería enseñar a Javote, pero él solo quería jugar y divertirse en el agua, así que se lo pasaban muy bien juntos.
Sus papas salían de casa muy temprano para llevar el rebaño de ovejas a pastar a los campos cercanos, donde también tenían una granja con gallinas, así que los niños pasaban mucho tiempo solos. Sirena llevaba todos los días a Javote al colegio con ella y se querían muchísimo.
Un día, cuando regresaron a casa, se encontraron en la puerta una gatita de color rosa que estaba muy triste porque no sabía volver a su casa.
- No te preocupes quédate con notros y te cuidaremos – la dijo Sirena que le gustaban mucho los gatos.
Javote se puso muy contento y daba palmadas de alegría, y decía: Bien, bien, bien.
Sirena dijo a la gatita que por la noche debería esconderse debajo de su cama, para que no la vieran sus papás que no querían tener animales en casa. ¡Bastante tenían todo el día con las ovejas y las gallinas!
Así es como empezaron y larga amistad y la gatita les contaba cosas del mundo de los gatos y a ellos les gustaba muchísimo. Pero, bueno, esa es otra historia que sabremos en otra ocasión.
elisina 